Antes de que existieran los USB, la nube o las tarjetas SD, la manera más común de guardar archivos era a través del disquete, también conocido como floppy disk. Si naciste antes del 2000, es muy probable que hayas tenido que usar uno para guardar trabajos escolares, juegos o fotos familiares. Hoy en día, puede parecer sorprendente que un disquete solo pudiera almacenar 1,44 MB, pero en su momento, ¡era todo un avance!
¿Cómo funcionaba?
El disquete tenía un disco magnético dentro de una carcasa cuadrada de plástico. Se leía en una unidad de disquete de las computadoras, ya fuera interna o externa. Los primeros modelos eran de 8 pulgadas, luego llegaron los de 5¼», y finalmente, los clásicos de 3½»
¿Qué podías guardar en un disquete?
Un par de documentos de Word. Una imagen de baja resolución. Un juego sencillo (¡algunos cabían en 2 o 3 disquetes!). Archivos de sistema o instaladores.
👉 Dato curioso: Doom, uno de los juegos más emblemáticos, se distribuía originalmente en ¡4 disquetes!
El declive del disquete
A finales de los 90, los archivos empezaron a crecer más rápido que la capacidad del disquete. Los CDs, los pendrives y, más tarde, la nube, lo hicieron obsoleto. Microsoft dejó de darle soporte oficialmente en 2009, y Sony, uno de los últimos fabricantes, dejó de producirlos en 2011.