Antes de que todos lleváramos un ordenador en el bolsillo gracias a los smartphones, tener un PC en casa era casi un lujo. Las primeras computadoras personales —como el Commodore 64, el Amstrad CPC, el IBM PC o el Apple II— dieron inicio a la era informática para millones de personas. No eran rápidas, ni tampoco muy atractivas… pero tenían un toque mágico.
¿Qué ofrecían estos ordenadores?
- Pantallas monocromáticas o con unos pocos colores.
- Utilizaban disquetes e incluso cintas de casete para cargar programas.
- Tenías que escribir comandos para abrir juegos o programas (nada de íconos ni ratón en los primeros modelos). Algunos venían con teclado integrado, como el ZX Spectrum.
Aprender por necesidad
Muchos aprendieron a programar por pura necesidad: si querías que el ordenador hiciera algo, tenías que escribir código en BASIC u otro lenguaje. Así surgieron miles de programadores autodidactas que más tarde formarían la base de la industria actual.
Los juegos
Aunque eran simples, los juegos de estos PCs eran increíblemente adictivos: Prince of Persia, Lemmings, The Oregon Trail, Doom, SimCity, entre muchos otros. Y como no había internet, descubrías los trucos a través de revistas o de amigos, no por YouTube.
¿Por qué desaparecieron?
La evolución fue rápida: pantallas a color, ratón, sistemas gráficos (Windows, Mac), internet, multimedia… En pocos años, las viejas torres y monitores CRT fueron reemplazados por laptops y PCs modernos. Pero su legado sigue vivo en la cultura retro y en la historia de la informática.