Antes de que existieran Spotify y las listas digitales, hacer un mixtape con tus canciones favoritas era una manera muy personal de compartir música. Elegías cada tema con mucho cuidado, esperando el momento perfecto para grabar desde la radio o desde otro casete, y decorabas la carátula con dibujos o letras escritas a mano. El mixtape era un mensaje en sí mismo: una declaración de amor, una colección de tus estados de ánimo, o simplemente una forma de decir “esta música me representa”.
¿Qué lo hacía tan especial?
- Era algo personal y hecho a mano: no había algoritmos ni recomendaciones automáticas.
- Limitado por el tiempo: Tenías que encajar tus canciones favoritas en 60 o 90 minutos. Nada de listas interminables. Formato físico: Podías regalarlo, guardarlo en una caja, o disfrutarlo en un walkman.
- Creatividad total: Elegías el orden, diseñabas la portada, e incluso grababas mensajes hablados entre las canciones.
La evolución a lo largo de los años
En los 2000, los CDs tomaron el relevo con los populares «discos grabados». Luego llegaron los MP3 y los reproductores digitales, como el iPod. Hoy en día, los mixtapes se han transformado en listas de Spotify… pero han perdido esa carga emocional tan única y manual.